lunes, 16 de noviembre de 2009
Reír, es arriesgarse a parecer tonto. Llorar, es arriesgarse a parecer un sentimental. Hacer algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse. Expresar sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo. Exponer tus ideas y sueños, es arriesgarse a perderlos. Aceptar tus errores, es arriesgarse a ser juzgado. Amar, es arriesgarse a no ser correspondido. Vivir, es arriesgarse a morir. Esperar, es arriesgarse a la desesperanza. Lanzarte, es arriesgarse a fallar.
Si te arriesgas, puede que no lo logres, pero aprenderás como hacerlo mejor la próxima vez.
Si no te arriesgas , no hay ninguna posibilidad de que lo logres. Y cada vez más dejaras que tus miedos y las opiniones de los demás controlen tu vida; crearás una prisión de la que tu tendrás la llave, pero con el tiempo hasta olvidarás que la tienes.
Tomar riesgos calculados te convertirán en una persona libre.
¡Arriésgate a vivir tu propia vida!
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